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En todo el escándalo que se ha montado alrededor del Caso Cifuentes y ese máster que, de puro mágico, sólo se pode sacar en el campus de Hogwarts -el colegio de Harry Potter-, hay algo que echo de menos escuchar, aunque seguro que lo echo yo. De Pablo Casado y su milagro de las convalidaciones y de los peces ya ni hablamos.
Aquí, en Galicia, todo el mundo tiene una opinión. O Noso Alberto ya nos regaló una de esas máximas estilo Barrio Sésamo que tantos puntos le dan en Madrid: si tiene un título dijo la verdad y si no lo tiene mintió. Ni Coco, el monstruo de las galletas, explicaba tan bien la diferencia entre cerca y lejos.
El resto de los portavoces políticos sacaron a pasear las opiniones habituales sobre lo malos y corruptos que son en el PP, el daño que le hacen a las instituciones, lo mentirosa y sobrada que es Cristina Cifuentes y, por supuesto, no podían faltar los que han aprovechado para poner en tela de juicio a toda la universidad pública. No ha faltado el tradicional desconcierto que siempre produce el Abrazo Mariano: matarlos a abrazos, el arma favorita de O Noso Mariano. Parece mentira que en la oposición aún no hayan aprendido que, en el PP, cuanto más te aplauden más en peligro estás.
Eso sí que tendría que ser noticia. Tener la certeza de que semejante vergüenza no puede pasar en la universidad gallega, una de las peor financiadas de España, en un país a la cola en gasto en enseñanza superior, machacada por el Gobierno y desprestigiada por los medios de comunicación
No digo yo que no haya que hablar de todo eso y decir todas esas cosas tan profundas, tan construtivas y que tanto ayudan a arreglar los problemas. Pero queda algo que nadie ha verbalizado y yo quiero hacer constar: esto, en Galicia no pasa, y estas cosas sólo pueden pasar en Madrid. Si lo de Cifuentes y Casado hubiera pasado en la USC, en la UDC o en la Uvigo, en Madrid ya llevarían semanas recetando que todo es culpa de las autonomías y de la descentralización y que en provincias ya se sabe: todo es clientelismo y amiguismo y enchufismo.
Estas cosas sólo pueden pasar en Madrid, porque siempre saben de todo y están demasiado ocupados en darnos lecciones sobre cómo se deben hacer las cosas para hacerlas bien y no como las hacemos en provincias: siempre tarde, mal y arrastro. Aquí nunca podría haber pasado semejante chapuza porque la universidad gallega es una cosa seria y de prestigio, tiene unas normas y las hace cumplir con transparencia.
Eso sí que tendría que ser noticia de la que hablar porque nos afecta a las gallegas y a los gallegos. Tener la certeza de que semejante vergüenza no puede pasar en la universidad gallega, una de las peor financiadas de España, en un país que se sitúa a la cola en gasto en enseñanza superior, machacada por un Gobierno que convierte su financiación en una subasta clientelar, y desprestigiada sistemáticamente por unos medios de comunicación que siempre se quejan en vez de asombrarse de lo milagroso de estar entre las quinientas mejores del mundo, cuando por lo que invertimos debería estar de las primeras por la cola.
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