Este artigo tamén está dispoñible en: Galego

Vienen los turistas a millones y se van los gallegos a millares. Ese podría ser el mejor y más completo resumen de una década de gobiernos del Partido Popular y de O Noso Alberto.

Oye, es una manera muy inteligente de asegurar la gobernanza de un país: los turistas que vienen de fuera paran poco, dejan dinero y sólo piden entrar en la Catedral y marisco barato; mientras que los gallegos que se van costaban dinero y seguro que no paraban de dar la lata pidiendo de todo.

Si esa es efectivamente la estrategia de la Xunta de O Noso Alberto que tanto nos costaba entender, hay que reconocerle que va como un cohete hacia el éxito absoluto. Apenas quedamos 2.700.970 millones de censados en Galicia. Somos tantos como éramos en el año 1973, según el Instituto Nacional de Estadística. Sólo el año pasado perdimos más de seiscientos habitantes por mes y figuramos por derecho propio entre las comunidades que más población pierden, en dura pugna por el liderato con Castilla y Extremadura.

Si un Gobierno de derechas ya no atiende como debiera una prioridad tan clásica y tan de los partidos de derechas como tener hijos y proteger a los tuyos, entonces no sé para qué diablos sirve tenerlo

Perdemos población a pesar de que la gente que viene de otros países y latitudes a tratar de vivir e instalarse aquí ha crecido más de un 5%, mientras que la natalidad sigue cayendo y la emigración aumentando. Para ser un Gobierno tan conservador y patriótico, llama la atención lo poco que parece preocuparle que las familias decidan no tener hijos, o que los nacionales decidan abandonar su país buscando as oportunidades que aquí se les niegan.

Si un Gobierno de derechas ya no atiende como debiera una prioridad tan clásica y tan de los partidos derechas como tener hijos y proteger a los tuyos, entonces no sé para qué diablos sirve tener un Gobierno de derechas. Es fácil entender por qué vienen los turistas a un país donde el Gobierno sólo da buenas noticias y firma convenios y los únicos que tienen problemas de verdad son los de la oposición. La pregunta difícil de responder es por qué se se van los gallegos si estamos todos tan bien.

Este artigo tamén está dispoñible en: Galego