Todos saen malferidos do tiroteo

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Siguiendo la estela de la admirada Ana Cermeño, diríamos que en una película, cuando se desata una refriega a balazos, casi nadie sale vivo, todos acaban malheridos; pues así estamos ante el bloqueo español y la repetición electoral, la cuarta en 4 años.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis que nos tienen «hasta los bemoles», según la expresión del nuevo Rufían, afrontan la cita con las urnas en noviembre con heridas, cuando menos de pronóstico reservado.

Los cuatro deberían pagar su parte de culpa de la situación aunque, para ser justos y siguiendo lo dicho por él mismo a Rajoy hace 3 años, el máximo responsable es el candidato que tenía que lograr la investidura, es decir, Pedro Sánchez.

Mucha gente le afea su incapacidad para pactar, pero no es no haya podido pactar, es que no lo ha intentado, no ha querido pactar. Si hubiera querido, lo habría hecho y rápido, pero en la Moncloa desde el principio querían seguir gobernando solos, y en especial después de las municipales decidieron forzar la situación para ir a la segunda vuelta.

Sólo el hábil movimiento de Iglesias, aceptando quedarse fuera del gobierno, le dejó en fuera en juego en julio y le obligó a hacer a regañadientes una oferta de coalición, muy a la baja a Unidas Podemos que, pese a todo, los morados acabaron rechazando; despreciando una oportunidad que tal vez no vuelva más, la de pasar de las plazas del 15M a la Moncloa en 5 años.

La teoría que más fuerza tiene estos días es la de que después de las elecciones, unos reforzados PSOE y PP puedan llegar a algún tipo de entente con Ciudadanos

El fracaso de esta legislatura aleja por muchos años la posibilidad de un gobierno de coalición de izquierdas entre el PSOE y el espacio que ahora ocupan los de Iglesias. Los socialistas ya han comenzado a mirar a la derecha y confían en renovar la victoria y apoyarse, bien en un Ciudadanos humillado o en un PP reforzado.

La responsabilidad del bloqueo tiene que ser compartida también por las fuerzas de la derecha. Rivera lo apostó todo a sustituir al PP más duro y al final, en una voltereta que ni ellos mismos saben explicar lanzó una oferta al PSOE sólo para tratar de frenar su desplome en las encuestas. Sus votantes ya no pueden estar más desorientados.

Y el PP, agazapado, más callado para evitar la presión ha vuelto a demostrar que siempre pone por delante sus intereses de partido a la responsabilidad de Estado. Casado quiere coger aire el 10 de noviembre y luego, todo se andará.

La teoría que mas fuerza tiene estos días en los mentideros de la Corte madrileña es la de que después de las nuevas elecciones, unos reforzados PSOE y PP llegaran a algún tipo de entente en la que también puede entrar Ciudadanos. Una alianza que tranquilizaría al mundo económico y a Bruselas en medio de lo que parece que va a ser otra tormenta perfecta internacional con Boris Johnson y Trump incendiándolo todo.

Los que seguramente no estarán tan tranquilos serán los millones de ciudadanos que el 28 de abril se fueron a la cama convencidos de que habría un gobierno de izquierdas del PSOE y Unidas Podemos y que ahora pueden acabar pagando, de nuevo, los platos rotos.

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