Orgullo, aunque joda

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La mujer que se estremece cuando cruza la mirada con una compañera de trabajo. El futbolista que no se atreve a desnudar su deseo entre los compañeros. La niña que nació con pito y va camino de convertirse en una estupenda mujer. El estudiante que sufre el vacío de sus compas debido a su refinada forma de hablar. El cura que se cita con sus amantes lejos de su parroquia. El chaval que muere de deseo por un colega del insti, pero que petardea con las chicas para esconder su verdad.

 

El padre de familia que casó con aquella tia simpática y cariñosa, tuvo tres hijos y tontea a través del Grindr con otros maduros interesantes, sin ánimo de que nada cambie en su vida. El hipster liberado que adora el cruising de playa. El marinero que al llegar d eMalvinas visita la sauna casi a diario. La militar que casó públicamente con otra militar demostrando que la fuerza nace de cada uno. El jubileta que visita el cruising de autopista al caer la tarde. La marica trágica que todo lo relaciona con su condición de gay.

 

El empleado de banca que se arrodilla de noche ante cualquier púbero para felar como si no hubiese mañana. El vecino de casa de tus padres que tiembla al cruzarse contigo porque tu paquete lo pone a cien, pero sigue con su actitud impersonal y machirula. Aquella mujer que después de 30 años sigue enamorada de ti porque ninguna otra le hizo sentirse más libre y plena que cuando te conoció en aquella fiesta familiar. La marica-Circuit, poderosa, estimulada y bailonga. El chaval que ya pasó los treinta y se hartó del sexo de usar y tirar. Mónica, que antes de operarse se llamaba Raúl y un día anunció en su trabajo que tras su incorporación ya no sería un hombre, sino una mujer.

 

Revisad cada una de esas vidas. Imaginad cómo construyeron sus biografías, cuestionando costumbres, esquivando comentarios, inventando excusas, provocando situaciones, disculpando cuchicheos, defendiendo relatos, reprimiendo opiniones, constatando desprecios, celebrando victorias

 

El revisor de Renfe que tiene amigos y amantes en todas las estaciones término de las líneas de la península y que convirtió ese peregrinaje en su estilo de vida. La maestra que inspiró tus sueños infantiles y que te ayudó a ser la lesbiana feliz que hoy eres. El abuelo que pasó toda su vida defendiéndose de los cuchicheos, lleno de vergüenza porque le gustaba follar en medio del maíz con chavales del pueblo. Las que toda la vida pasearon juntas. Aquel que se emborrachaba en las fiestas para soportar los arrebatos chonis del momento, con las chavalas reclamando su parte. El gay dopado que va de sarao en sarao entre Sitges, Torremolinos, Maspalomas o Madrid. Y el que se casó con mujer por inercia, pero seguía inspirándose en su primo para consumar.

 

Este otro anciano que de joven platicaba con las costureras que aprendían a bordar, allá por los años 50. Y los que iniciaron una vida en común tras divorciarse de sus respectivas mujeres, después de haber sido los 4 amigos inseparables. La que es capaz de pegarse con quien ose meterse con su nena. El chaval que quiere seguir siendo hombre, pero que le encanta vestirse con la ropa de las amigas. Quien viaja a Berlín cada año para gozar de su experiencia scat cinco estrellas. El ministro que antes era juez y manda en la Policía. El ginecólogo de su hija. La cincuentona matrimoniada con varón que siempre reprimió su amores juveniles hacia su compañera de instituto.

 

Los maricones mayores que en su tiempo tenían que mezclarse en los prostíbulos para sentirse libres del opresor ambiente de la dictadura. La monja que sabe bien qué hacer cuando le pica, alabado sea Dios por traerme de tan lejos esa morenaza inteligente que me hace levitar antes de la bendición eucarística. El médico que hace con su marido una vida ordinaria, común, normalizada, asumida por el sistema de valores dominante y sobre todo por el capitalismo desprejuiciado. El empleado de la construcción que vive con su hombre de siempre, camarero, y se ayudan y se quieren y son fieles en el sentido más tradicional de la palabra, y adoran mutuamente sus canas, barrigas y calvicies. La que le vende el pan, con esa mirada dulce.

 

Revisad cada una de esas vidas. Imaginad cómo construyeron sus biografías, cuestionando costumbres, esquivando comentarios, inventando excusas, provocando situaciones, disculpando cuchicheos, defendiendo relatos, reprimiendo opiniones, constatando desprecios, celebrando victorias.

 

De todas ellas, de todos ellos, es el Orgullo. De los militantes, de las marimartillo, de los concienciados, de los parranderos, de los denegridos, de los fashion, de los discretos, de los afeminados, de las machirulas, de las camioneras, de las elegantes, de los bakalas, de los osos, de los pasivos, activos y versátiles, de los enamoradizos, de las intimísimas, de los pichabravas, de las disimuladas, de los enclaustrados, de las nenazas, de los muscledbear, de las modernas, de las retorcidas, de las bravas o de los fanfarrones. En definitiva, de los que se han atrevido, se atreven o se atreverán a darles a su vida lo que les pide el cuerpo, aunque joda. Y de los que no.

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