Rajoy, game over… o no

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Definitivamente Spain is different como decía aquel lema de don Manuel (Fraga). En doce horas, Rajoy ha pasado de tener dos años de oxígeno aprobando los presupuestos a estar haciendo, por si acaso, las maletas en Moncloa y el PSOE de ser irrelevante ha pasado a tener un pie en el gobierno.

En medio, una sentencia que efectivamente ha sido durísima, demoledora para el PP y para el propio presidente pero que en el fondo no viene más que a confirmar lo que todos sabíamos: que el PP de Aznar y de Rajoy tuvo durante mas de 20 años un sistema de financiación ilegal con dinero en B procedente de comisiones con el que se dopaba en las elecciones, se pagaban sobresueldos entre ellos y se saqueaban los gobiernos a manos llenas. Vamos, lo que estuvo claro desde hace 9 años y se confirmó primero con los papeles de Bárcenas y luego con los SMS de Rajoy a su tesorero.

Desde el primer día se vio claro que la sombra de la corrupción no iba a abandonar a Rajoy fuera a donde fuera, pero tanto él como toda la dirección del partido decidieron huir hacia adelante con tal de sobrevivir aunque fuera a costa de cargarse el prestigio de las instituciones. Por eso, atacaron a los jueces que les investigaban hasta que lograron inhabilitar a Garzón, a los policías acusándoles de actuar a las ordenes del ministro Rubalcaba, al concejal José Luis Peñas que denunció con grabaciones y pruebas todo el entramado y a su abogado Ángel Galindo; ambos siguen sufriendo a día de hoy el acoso del PP.

Sánchez intentará gobernar con 84 diputados; Ciudadanos seguirá ansioso por las elecciones; Pablo Iglesias e Irene Montero se mudarán al chalet de Galapagar y en el PP buscarán sucesor o sucesora. Feijóo ya calienta por la banda

Rajoy sigue en las mismas, intentando resistir una vez más pero su suerte está en manos del PNV. Pedro Sánchez se ha lanzado a la moción de censura; no le quedaba otra salida y esta vez está dispuesto a recibir los votos de todos los nacionalistas e independentistas, incluidos los del partido de Quin Torra a quien llevaba diez días comparando con Le Pen y llamándole racista y supremacista. Pelillos a la mar. Sánchez cuenta ahora con la ventaja de que difícilmente ningún dirigente de su partido va a dar la cara para decir que no puede seguir adelante con la censura al corrupto PP condenado. Así las cosas, si los independentistas catalanes no ponen condiciones imposibles y el PNV apoya, la moción sale adelante y Rajoy tendrá que salir de Moncloa.

Prepárense para el huracán de la derecha española contra el gobierno del PSOE con populistas y separatistas. Se vuelve a romper España. Se avecinan meses de tormenta perfecta y más banderas en los balcones. Debajo del ruido, Sánchez intentará gobernar con 84 diputados; Ciudadanos seguirá ansioso por las elecciones; Pablo Iglesias e Irene Montero se mudarán al chalet de Galapagar y en el PP buscarán sucesor o sucesora. Feijóo ya calienta por la banda.

Claro que igual al final, los de la moción acaban peleándose todos con todos, la cosa no sale y Rajoy puede seguir viendo el Mundial de Rusia tan tranquilo en los salones de Moncloa.

Cualquiera hace una apuesta.

 

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