Así se las ponen a O Noso Alberto

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Buena parte de la izquierda gallega está convocada esta semana a decidir en referéndum dos cuestiones capitales, trascendentes, cósmicas, superlativas, definitivas, vitales… Me he quedado sin adjetivos. Una deben decidirla los inscritos de En Marea y versa sobre si la diputada de Podemos, Paula Quinteiro, debe o no dimitir por un incidente nocturno donde se vieron envueltos retrovisores y la policía municipal de Compostela, que ni siquiera ha elevado el asunto a denuncia. La otra la deben decidir los inscritos en Podemos y debe resolver si el chalé que Pablo Iglesias e Irene Montero compraron en el glamuroso Galapagar los incapacita o no para seguir al frente de los morados. Como podrán imaginar estos son dos temas que importan y preocupan en los ambulatorios y hospitales del país, en los juzgados, en las puertas de los colegios, en los talleres y en las factorías, en los mercados y en las plazas; no se habla de otra cosa, la clase trabajadora gallega contiene la respiración esperando los resultados.

Lo más pavero del caso es que para los de Podemos, el mismo referéndum que les parece mal para resolver la dimisión de Paula Quinteiro, les parece una prueba de calidad democrática en el caso de la vivienda familiar de los Montero Iglesias. Tan mal les parece que ya avisan de que no piensan hacer caso al resultado, seguramente porque en el segundo parece claro qué va a salir y en el primero está por ver.

Para los de Podemos, el mismo referéndum que les parece mal para resolver la dimisión de Paula Quinteiro, les parece una prueba de calidad democrática en el caso de la vivienda familiar de los Montero Iglesias

Pueden imaginarse el festín que se está dando la prensa conservadora con semejante carrusel de contradicciones, siempre jaleada por ese ejemplo de limpieza y ética que es el Partido Popular y por el resto de los partidos de la oposición, siempre en posición de saludo para que les saquen la noticia con foto y hablen bien de ellos los mismos medios a los que luego acusan de hacerles perder las elecciones.

Así se las ponían a Fernando VII los liberales e así se las pone a O Noso Alberto la oposición. Con tanta pelea menor no queda tiempo para ocuparse de los problemas que realmente afectan a la vida de la gente. Mientras unos votan caralladas, la huelga de la justicia acabó pero sigue al mismo tiempo sin que nadie asuma su responsabilidad, los pensionistas siguen en las calles ignorados por la Xunta, los profesores reciben una oferta de actualización salarial que no les da ni para comprar un libro al mes mientras la inversión en educación nos devuelve a los años 80 o se aprueban en Madrid los peores presupuestos para Galicia en lo que va de siglo XXI. Pataca minuta, que diría Caneda.

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