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Apreciado señor presidente de la Xunta, le escribo desde la emoción que me produce saber que el próximo lunes, actualidad mediante, a partir de las 10,45 de la mañana desde su queridísimo Madrid, mi voz se va a poder escuchar por las ondas de una emisora pública, en este caso Radio Nacional de España, en todo el territorio gallego durante más de 10 minutos. Sucederá por primera vez desde el 15 de junio de 2017, cuando, con Javier Ares, también defenestrado, participé por última vez en una tertulia de la Radio Galega. Será una especie de Radio Pirenaica lugildiana. La entrevista se enmarca dentro de mi lucha contra el estigma que sufrimos los depresivos y no sobre lo que voy a contar aquí. No se preocupe.
Me permitirá que empiece mi viaje volador desde Sant Feliu de Guixols a partir de su hermosísimo Os Peares, al pie del más espectacular tramo ferroviario de nuestro país, el que empieza en O Barco y, por la variante sur, continúa hacia el mar, por la ruta de la canción de Andrés do Barro. Cerca está Escairón, la tierra de mi abuela paterna, María Dosinda González, comunista, que, tras el terrible descenso social que supuso la prematura muerte de mi abuelo, José Ramón Lugilde, en Lalín en 1946, sacó adelante a su familia de forma heroica en el Monforte de Lemos de la eterna posguerra.
Por la misma vía del tren, tan maltratada y discriminada, seguiré hacia la Sarria de mi otra abuela, conservadora, Elena Díaz Díaz. Dicen que con su belleza paraba el tráfico en el paseo de Gracia en la década de 1930. Según el exalcalde de Lugo López Orozco ella era lo que más resplandecía en la miseria de la Triacastela durante la posguerra. Allí gobierna la popular Olga Iglesias, que tanto apoyo me dio en octubre cuando emprendí la ruta de salida hacia Cataluña, en un retorno a mis orígenes que, como puede ver, pese a las muy prometedoras expectativas profesionales que se me abren para los próximos años, no deja de estar impregnado por la morriña.
De Triacastela saltaremos a Lugo, por supuesto, donde nací el 6 de agosto de 1970, al pie de la muralla, en el Sanatorio de la Virgen de los Ojos Grandes, donde pasé la adolescencia y donde, en el polígono industrial del Ceao, mi madre y yo tuvimos la desgracia de compartir mesa y mantel con usted el 8 de abril de 2015 cuando El Progreso tuvo a bien concederme el premio Puro Cora. Fue un día de fiesta, que dejó una profunda herida en mi familia, por el espectáculo que dio usted haciéndole el cuento a mi madre, aprovechando su bondad sin par y su ideología conservadora. Fue en el preludio de la inminente cacería profesional contra mi persona que estaba diseñando alguien que se encontraba en la misma sala, Mar Sánchez Sierra, secretaria general de Medios de la Xunta, la cara B de Núñez Feijóo. Mi madre había votado por usted en más de una ocasión, pero usted mismo, que convirtió esa ingenua confesión en un trofeo de guerra, hizo que años después ella tuviese que cambiar su papeleta.
Por A Terra Chá subiré a Vilalba, la cuna de Manuel Fraga Iribarne, que, con su pasado de la dictadura, no sólo sigue siendo el político más votado en la Galicia autonómica, si no que, comparado con usted, es un galleguista que trabajaba en equipo. En los últimos años de su presidencia respetaba mucho más el artículo 20 de la Constitución que usted ahora. En A Mariña podría hacer muchas cosas, pero quiero tener un recuerdo para un compañero, oriundo de esa comarca, que nada más llegar usted a la Xunta, fue vetado en los medios públicos por el terrible pecado de que, con el PP en la oposición, en un fin de semana que estaba de guardia decidió que no era interesante un comunicado de prensa de los populares.
A Ferrol entraremos por el puente de As Pías, allí, donde 13 de enero de 1998, di, gracias a un concejal del PP, mi mayor exclusiva en la prensa escrita, con la publicación, tanto en los últimos ejemplares de la edición de A Coruña de La Voz de Galicia como en unos especiales para Ferrol, la noticia de la catástrofe. De Ferrol es ese político tan ingenioso como entrañablemente impresentable que es Juan Fernández García, viejo amigo mío, de grandes amores y odios. Cuando fue nombrado concejal de Hacienda, después de varios años sin hacer la declaración del IRPF, dijo que quien sabía la trampa, sabía la ley. Así que, con la doctrina del Pata, el apodo local de Fernández, a usted no hace falta recordarle el contenido del artículo 20 de la Constitución Española, porque lo sabe mejor que nadie.
Antes ir a Compostela, haremos una parada en A Coruña, por supuesto, donde vive mi hermana Begoña, Chechiña. Aunque me siento un 55% gallego, un 40% catalán y 5% vasco, por la vía de mis abuelos soy un 25% de la zona rural del municipio de Lugo, un 25% de Triacastela, un 25% de Escairón y otro 25% de la ciudad de A Coruña, de la abuela Elena. Yo ya la conocí de viuda de Jesús Pardo Neira, el cacique de Triacastela. Nunca estuve nada orgulloso de esa condición, todo lo contrario, pero puedo presumir que no es nada fácil encontrar alguien que hable mal de mi abuelo. En A Coruña está trabajando el periodista Alfonso Hermida, tras dejar la TVG por la persecución que sufría. Cuando el y Tati Moyano dimitieron de presentadores del telediario de la noche por la manipulación sólo un periódico gallego publicó la noticia. ¿Dónde está el artículo 20?
Bajaré después a Compostela, donde se da la mayor concentración de periodistas de Galicia. Hay muchos suyos. Decir que los respeto sería ponerme a su nivel, porque es un comportamiento obligatorio, incluso con los que, como ya se vio cuando gobernaban PSOE y BNG, lo hacen por dinero. Era cuando usted me lloraba en el Parlamento por los vendidos que estaban los medios a la Xunta, ¿se acuerda?
En Santiago hay hoy también mucho miedo y mucho periodista yendo a terapia, sufriendo en su conciencia, si no padeciendo directamente en su nómina y en su carrera profesional. Pasaré por San Marcos, para rendir homenaje a los héroes y heroínas de Defende a Galega. Seguiré a A Estrada, donde está Marga Pazos, la presentadora que sabiamente dejó el canal público cuando la castigaron por leer un manifiesto.
Acabaremos en las rías de la serie Fariña, esa que no le gustó nada, por motivos obvios. Varios de los actores se quedaron sin papeles que tenían apalabrados con la TVG, como contó el propio productor en Twitter, aunque después eliminó su cuenta. Nacho Carretero, el autor del libro, lo confirmó en una entrevista, al igual que hizo después Touriñán.
Como epílogo volaré sobre As Cíes y las termas de O Prexigueiro y Outariz, esos paraísos que nadie me podrá quitar jamás.
P.D.
“Me cuentan que TVG ha tomado represalias contra algunos de los actores de #Fariña y yo me digo que no puede ser cierto… porque no puede ser cierto que eso suceda a día de hoy en una tele pública, ¿verdad?”
- Entrevista a Nacho Carretero no programa Faqs, de TV3. (está a partir do minuto 18.55).
Jordi Barbeta (Uno de los tertulianos): La injerencia del mundo del narcotráfico en la política, bueno, hay muchas versiones, pero la última es que los actores de la serie Fariña han sido vetados en los medios públicos de Galicia. ¿Eso es verdad?
Nacho Carretero: Me consta que alguno sí, que alguno.
Jordi Barbeta: Los actores, los actores.
Nacho Carretero: No todos, que algún actor ha tenido problemas con la televisión de Galicia, sí. Yo no he tenido ningún problema. He estado hace poco en la Televisión de Galicia y en la Radio Galega y no he tenido ningún problema.
Laura Rosell (presentadora do programa): ¿Y sabes por qué han tenido este problema?
Nacho Carretero: No lo sé.
¿Se marchó de la TVG, volverá a la televisión pública?
Espero porque es mi casa, pero ahora es un momento complicado porque pasaron ciertas cosas con la TVG que no me gustaron y preferí descansar y parar. Hubo ciertas decisiones que desde la dirección de la CRTVG que creo, en mi opinión, no fueron justas.
Tuvo que ver con su participación en la serie Fariña?
Pues algo si cuadra sí, porque teníamos un proyecto en la TVG que se para justo en ese momento, de una manera un poco rara y no llegamos a un acuerdo. Era un proyecto de ficción y tenía ganas de hacerlo y de hacerlo en Galicia, pero no se pudo. En ese momento, lo que hice fue buscarme la vida en Madrid, porque me llegó una oferta de Movistar para hacer Justo Antes de Cristo. Y la acepté.
Este artículo no está sujeto a remuneración, porque el autor se encuentra de baja por Incapacidad Laboral Transitoria y se enmarca dentro de su proceso terapeútico
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