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Carolina Bescansa acaba de hacer en Galicia una jugada política arriesgadísima. Si le sale bien, se habrá ganado el derecho a una nueva vida en Podemos, pero si fracasa, puede ser su epílogo en el partido que fundó. Seguramente, habrá pensado que es su última carta.

La politóloga compostelana fue una figura clave en el origen y lanzamiento de la formación de Pablo Iglesias. De hecho, fueron ella, Iglesias y Monedero los que registraron el partido hace algo más de 4 años.

Aquellos profesores universitarios supieron canalizar el gran malestar de una sociedad vapuleada por la crisis y de la noche a la mañana se vieron con 6 millones de votos y 70 diputados en el Congreso.

Bescansa fue la imagen icónica de Podemos con su bebé en el escaño y sus informes sociológicos y demoscópicos guiaban la estrategia de la formación.

El éxito se les atragantó muy pronto y las tensiones y divisiones internas han acabado por provocar un gran desgaste en los materiales de Podemos. Bescansa ha sido una de las grandes perdedoras y ha ido cediendo terreno en cada episodio de tensión.

La jugada tiene mucho riesgo porque rápidamente Iglesias se ha vengado recordándole que lleva 20 años fuera, lo que demuestra que el líder de Podemos no nos conoce porque los gallegos siempre vivimos en Galicia, aunque tengamos residencia en otro sitio

Se distanció a la vez de Iglesias y Errejón e intentó en la última asamblea ciudadana de Vista Alegre una candidatura personal condenada al fracaso. Hace unos meses pasó directamente al ostracismo al filtrarse un plan para apoyar a Errejón en Madrid a cambio de echar luego a Iglesias. Vade retro. Su vida política en la sede central de Podemos había llegado a su fin.

Como nos pasa a tantos gallegos que vivimos lejos; cuando tenemos un mal día, nos ponemos morriñosos y queremos volver cuanto antes. Así que Bescansa volvió su mirada hacia la ciudad en donde su familia tiene la histórica farmacia y la actual dirección gallega de Podemos le ofreció una pista de aterrizaje con la candidatura al próximo Congreso en una formación todavía mas dividida y enfrentada en Galicia que en Madrid.

La jugada tiene mucho riesgo porque rápidamente Iglesias se ha vengado recordándole que lleva 20 años fuera, lo que demuestra que el líder de Podemos no nos conoce porque los gallegos siempre vivimos en Galicia, aunque tengamos residencia en otro sitio. Otros la han comparado con Manuel Valls y el recibimiento de sus socios de En Marea ha sido como poco, gélido.

Creo que a la política gallega y a la adormecida oposición a Feijoo, la presencia de Bescansa le vendría muy bien; de hecho, el mero anuncio de su candidatura ha provocado un terremoto en el oasis galaico, pero también debería dejar claro si su apuesta va en serio para hacer política en Galicia o si es sólo un movimiento táctico de supervivencia personal para no quedarse fuera de juego definitivamente en el Juego de Tronos permanente de Podemos.

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