Europa en la cultura

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«La cultura es lo que, en la muerte, continúa siendo la vida».

André Malraux.

Hace unos días tuve la posibilidad de asistir, en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Bruselas, a una de esas conferencias que en la capital de la Unión llaman de alto nivel: «Patrimonio cultural en Europa: uniendo pasado y futuro». La invitación, cursada a la revista Luzes desde la Oficina del Parlamento Europeo en España, resulta casi tan curiosa como el contenido de este evento que se celebra este 2018 coincidiendo con el Año Europeo del Patrimonio Cultural.

Y es que en esa conferencia, inaugurada por los presidentes de la Comisión y del Parlamento comunitarios, no se habló de otra cosa que de la importancia de la… cultura! Si, ni de la economía, ni de la moneda única, ni del mercado común, ni de la financiación de la UE. No. De la cultura. Y todas las personas que actuaron de ponentes, desde las máximas autoridades de las principales instituciones europeas hasta Jean Michel JarreDaniel Baremboin pasando por las ministras de cultura de Alemania, Grecia o el rector de la Universidad de Salamanca, convinieron en la importancia determinante de la cultura como elemento clave en la configuración de la identidad europea y como principal barrera contra su desmantelamiento.

Vista general de la Conferencia. Al fondo, un cartel de los intérpretes del Parlamento actualmente en huelga. © European Union 2018 – Source : EP. Didier BAUWERAERTS.

«El sentimiento europeo no se crea sólo con la economía, la cultura es la base de nuestra aventura común y clave para evitar el fin del sueño de esta Unión, que vive tiempos complicados», manifestó el presidente del Parlamento, Antonio Tajani, fundador del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, y exportavoz del cuatro veces primer ministro italiano. «La UE es más que relaciones comerciales, que un mercado y una moneda únicos. Europa no es sólo dinero y comercio», añadió el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, exprimer ministro de Luxemburgo, país que es uno de los principales centros financieros mundiales, con una capitalización en bolsa superior a la de las Islas Caimán, Singapur o Hong Kong, pero que no está reconocido como paraíso fiscal por la UE.

Junto a ellos, el creador francés de música electrónica, Jarre, defendió la conveniencia de apostar de manera decidida por los derechos de autor para proteger a los artistas que «nunca antes habían recibido tan poco por su trabajo», y animó a fijar los marcos legislativos en la directiva que sobre este asunto se debatirá próximamente en la Cámara europea. «No dar recursos a los artistas para expresarse, eso sí que es censura, no la ley para protegerlos», sentenció. En la actualidad, según la Comisión Europea, unas 300.000 personas trabajan directamente en la UE en actividades relacionadas con la promoción y la protección del patrimonio cultural y otros 7,8 millones lo hacen de forma indirecta.

El compositor francés de música electrónica, Jean Michel Jarre, al lado del presidente del Parlamento, Antonio Tajani.© European Union 2018 – Source : EP.

El chef Thierry Marx, la fotógrafa Mathilde de l’Ecotais o el director de cine Radu Mihaileanu fueron otros de los participantes junto a Ezio Bosso. El director de orquesta y compositor italiano aseguró que la música forja nuestra identidad y recordó anécdotas de Mozart, Chopin, Bach y otros grandes compositores de música clásica: «Es la diferencia lo que tenemos que proteger, pero también nuestro arraigo europeo, la música hace que se vengan abajo todas las fronteras y se nos identifique en todo el mundo».

El valor diferencial de la cultura, su capacidad para traspasar países y ejercer de elemento de cohesión entre la ciudadanía no se limita a las fronteras de la UE, ni siquiera de Europa en su conjunto, sino que la suya es una aportación universal, perseguida a lo largo de la historia por regímenes totalitarios e incluso algunos supuestamente democráticos. Sin embargo, sí que es en este continente donde la sociedad civil le otorga a la cultura una mayor relevancia en la configuración del sentimiento de comunidad. Según el último Eurobarómetro, más de ocho de cada diez encuestados consideran que el patrimonio cultural es importante para ellos y para su comunidad, y ocho de cada diez opinan que lo es para la UE. Proteger y acercar a la ciudadanía el rico patrimonio cultural, aumentar su participación en actividades culturales –un 36% no lo hacen-, promover la movilidad de los artistas o fomentar el arte y la cultura en la educación son algunos de los objetivos de la Nueva Agenda Europea de la Cultura, adoptada en mayo de este año.

El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, le entregó al Parlamento Europeo la medalla de la institución académica. © European Union 2018 – Source : EP. Didier BAUWERAERTS.

Cuando pensamos en Europa, hoy en día, lo hacemos con la mente puesta en el Brexit, la crisis migratoria y de refugiados, el ascenso de populismos y partidos xenófobos, la crisis del Euro, los recortes en políticas sociales o una política exterior errática. Retos que desestabilizan la integración y la cooperación entre los países y que atentan contra los principios fundacionales de la UE. Pero Europa sigue siendo también los Caminos de Santiago, el gótico o el barroco, el Pórtico de la Gloria, la defensa de las lenguas minorizadas, la novena sinfonía de Beethoven, Leonardo da Vinci, Shakespeare y Cervantes, la pintura flamenca, Picasso, el impresionismo francés y un largo etcétera.

Fortalecer Europa requeriría, pues, en estos tiempos de desilusión y euroescepticismo, enfocar los esfuerzos en la cultura, no como un elemento más de mercadotecnia, sino como mecanismo para ayudar a superar diferencias y a mantener la esperanza en el proyecto de comunión levantado tras la II Guerra Mundial. En ese caso, como en tantos otros, la cultura –la gran cultura europea- no ha servido como escudo protector frente a la barbarie. La guerra de los Balcanes volvió a probar, más recientemente, que la ignominia prende en Europa pese a la cultura. Aún así, cabe preguntarse, como hacía la europarlamentaria Silvia Costa: «¿Qué otra cosa sino el arte, la filosofía, la arquitectura, la espiritualidad, el cine… que hacen que se reconozca Europa en todo el mundo, pueden crear ese europeísmo, nos pueden unir en la diversidad?». O lo que es lo mismo: Y sin la cultura… ¿hasta dónde habríamos llegado?.

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