Los «huevos» del apóstol Santiago

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Hubo un tiempo, antes de que se montase la Inquisición, en que en la catedral de Santiago se celebraba en el Carnaval la llamada Misa del Burro. Un cómico se colocaba en el altar, vestido con hábitos eclesiásticos, y procedía al ritual. En vez de sermón, un estiloso rebuzno que era correspondido festivamente por la feligresía popular. Nadie se escandalizaba por esta válvula de escape, como tampoco por la llamada Misa de los Locos.

Pero llegó la Inquisición, ese invento del demonio que, según cuentan, fue abolida en el ámbito civil en el siglo XIX, pero que no, que todavía esta injertada como esencia reaccionaria y en ciertos poderes del Estado. ¡A algún sitio tuvieron que irse los altos funcionarios del Santo Oficio!

Lo más desconcertante del asunto del cómico que dio el pregón del Carnaval en Compostela, y que al parecer habló de los «huevos» de Santiago y de un fantasioso episodio erótico del apóstol con la Virgen del Pilar, no es que una Asociación de Abogados Cristianos se dé por afectada y presente una denuncia por blasfemia. Lo realmente escandaloso es que se admita, una vez más, este tipo de querellas y que el carísimo engranaje de la maquinaria judicial se ponga en marcha una vez más por unha chanza o por un pedo irreverente de Gargantúa o por lo que Homero denominaba «la risa indestructible».

¿Por qué la Justicia española, fiscales y jueces, no procede de una vez a investigar los casos de pederastia, abuso y violación de menores en los ámbitos eclesiásticos, a partir das denuncias públicas existentes?

¿Por qué la Justicia española, jueces y fiscales, no dispone la apertura de investigaciones e instrucciones para determinar que hay de botín y apropiación de espacios públicos en el febril proceso de «inmatriculaciones» realizadas por la Iglesia católica, a partir de la sospechosa modificación de la Ley Hipotecaria?

¿Por qué la Justicia española permite e incluso decide a favor y obliga a que se subvencionen con dinero público colegios que segregan por sexo, en un ‘apartheid’ de género?

¿Por qué molestan las referencias a los «huevos» del apóstol y la «concha» de la Virgen? ¿Por qué  esta manía de privarlos de tan santos atributos? ¿Por qué se quiere penalizar la risa heterodoxa del Carnaval?

Y lo más importante: ¿No será todo esto, la querella y la admisión, y sabiendo las mañas del Anticristo, una cosa del Demonio?

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