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Ya se notan los días más cortos. Siento septiembre como un mes de ocaso, de decaída, aunque para muchos de los míos sea tiempo de buenos propósitos en el que todo empieza de nuevo. Pasamos del sol y de las terrazas acogedoras a los vinos a la luz fluorescente de una barra que, cuando te despides de ella, ya se hizo de noche. Y mientras busco refugio en casa, otros ven la hora perfecta para el deporte: septiembre es el mes de los gimnasios, de la energía, pero yo me voy encogiendo con las horas, arrastrando los pies como Lou Reed las notas en September Song.

Luis Tosar estrenó este septiembre película con Paco Plaza, Quien a hierro mata, «un viaje emocional honesto y brutal», tuiteó el director Jorge Coira al salir del estreno. Los guionistas, Juan Galiñanes y Jorge Guerricaechevarría, crean un ambiente perfecto para engarzar una historia de emociones a través de caracteres repletos de profundidad. Con maestría, cambian la posición de poder de los personajes y revelan el auténtico protagonista de la cinta: la oscuridad del alma, el odio. La Galicia del contrabando de droga late en la trama, como los corazones de Luis Tosar, de María Vázquez y de Xan Cejudo, quien, en la piel del narco Antonio Padín, nos deja una interpretación que impacta; desgraciadamente la última de las suyas.

Xan se fue un septiembre. Sin ruido, como acostumbraba a hacer todo. Lector y escritor incansable, actor y director, fue un hombre comprometido, imprescindible para entender la historia del teatro, que impartió sabiduría como maestro de interpretación. Entre sus alumnos aventajados, el propio Tosar, a quien la profesión le ha regalado el conmovedor duelo final de Quien a hierro mata.

Lo conocí en 1984, cuando el Centro Dramático Galego comenzaba su andadura y Xan formaba parte del elenco de Woyzeck. Lo admiraba y por eso le pedí a Morris y a Santiago Montenegro que nos presentase. La empatía surgió enseguida y no tardamos en tenernos confianza. La televisión y el teatro nos juntó durante muchos años en un plató o con un café de por medio; su presencia siempre me imponía un inmenso respeto y su conversación me atrapaba. No disfrutó en vida el reconocimiento del público que, estoy convencida, merecía por tanto cómo se entregó en el teatro, en el cine y en la televisión. Estremece su trabajo en Quien a hierro mata, que confío en que por fin descubra para el gran público la relevancia que Xan tuvo siempre para muchos de nosotros. Era imposible no palpitar viéndolo actuar; en cada papel.

Septiembre es el mes, en Compostela, del festival internacional de cine Curtocircuíto, un referente de los estrenos hasta esas fechas. Para esta edición, Pela del Álamo, su director, ha anunciado el preestreno de la última película de Oliver Laxe, O que arde, galardonada en el pasado festival de Cannes y seleccionada para los premios del cine Europeo. Curtocircuíto mima cada proyección, y contar en primicia con la película de Oliver demuestra el interés de los cineastas en ter visibilidad en el festival. Además del director, en el Teatro Principal estarán los protagonistas de la cinta, Amador Arias y Benedicta Sánchez. No sabemos si, en esta ocasión, Benedicta se arrancará con una muiñeira, como hizo en Cannes, pero seguro que regalará amor a manos llenas por lo suyo, defenderá la belleza de Corgo, la libertad y cautivará con el fuego de su inteligencia. A los gallegos ya nos arrebató este verano con sus palabras en la Radio Galega, cuando el periodista Kiko Novoa hiló con ella una conversación deliciosa y cómplice. Felicidades, Pela, por esta edición, y ya van dieciséis, de Curtocircuíto, un festival de los grandes e imprescindible.

Lou Reed acompañó cada palabra de este septiembre. Le debo que me invitase a aparcar el ordenador unos minutos y bailar, a recordar con nostalgia a Xan y a reconocer el trabajo de amigos y compañeros hecho con profesionalidad y cariño. Perfect Day, maestro.

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