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En la hiperventilada España, un «obrigado» puede provocar un terremoto. Fue decirlo Pedro Sánchez en el debate de investidura, devolviendo educadamente el «obrigado» de Néstor Rego, y abrirse un nuevo escándalo nacional.

Que qué era eso de que el candidato se pusiera a hablar en portugués, en lo que la derecha rápidamente debió interpretar como una prueba más de que España está a punto de romperse; que qué era eso de hablar en lusista, reintegracionista en el Congreso; que si no era normativo…

Señoras, señores… bienvenidos al mundo real… Obrigado no es normativo, pero está en la calle, se usa con normalidad y mucho más allá del mundo del Bloque, aunque sean los sectores nacionalistas quienes más lo reivindican. Como me decía el otro día un buen amigo, lo normativo es «grazas» y no lo ha usado en su vida. Yo, por cierto, tampoco.

Debates lingüísticos al margen, esta ha sido la investidura en la que más se ha hablado de Galicia en los últimos tiempos y eso es muy bueno, se haya votado o no al BNG. La presencia de Néstor Rego en el extraordinariamente dividido escenario político español le ha permitido a los nacionalistas gallegos colocar su agenda y, de momento, conseguir un compromiso del nuevo gobierno, tan necesitado de votos.

El BNG se ha apuntado un tanto y la prueba fue lo nervioso que se puso Núñez Feijóo que empezó a tuitear como si no hubiera un mañana. El presidente tiene que decidir si finalmente se presenta o deja pasar este cáliz

Soy de los que creen que los del Bloque pudieron incluso tirar un poco más de la cuerda y aprovechar aún mejor la jugada porque el cambio de postura de Ana Oramas dejó a Rego el voto decisivo final. Sea como sea, el BNG se ha apuntado un tanto y la prueba fue lo nervioso que se puso Núñez Feijóo que empezó a tuitear como si no hubiera un mañana.

La puesta en marcha del nuevo Gobierno de Sánchez le da una oportunidad inmejorable a las diversas y complejas izquierdas gallegas para dejar a un lado personalismos y minifundios y ponerse en serio a trabajar para alcanzar el Gobierno de la Xunta con el socialista Gonzalo Caballero al frente.

A Feijóo se le ha complicado mucho la situación: ya no tiene a Ciudadanos para apoyarse cómodamente y no le va a quedar más remedio que contar con la extrema derecha de Vox si es que suman después de las elecciones.

De momento lo que tiene que decidir el presidente es si finalmente se presenta o deja pasar este cáliz ante el riesgo de una derrota y la fecha de las elecciones, pendiente del avispero catalán y del PNV con el que últimamente se ponía de acuerdo para que coincidieran las gallegas con las vascas que, por cierto, podrían ser antes del verano. Así que atentos.

Obrigado.

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