Habrá que meterse en esto

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Este será un 8 de marzo para la historia, la de las mujeres, la del feminismo y la del país.

Es el éxito de una convocatoria autoorganizada, generada en la diversidad del movimiento feminista. La de ayer fue una acción de unidad popular no partidaria, liderada desde el feminismo y que los partidos de la izquierda y sindicatos apoyaron sin secuestrar. Una acción que nos habla de la capacidad movilizadora de las redes cuando se retroalimentan desde los medios de comunicación. De la importancia del compromiso de las mujeres que ocupan puestos de liderazgo para la opinión pública cuando deciden hacer uso de ese poder, y deja en evidencia a aquellas que lo ponen al servicio de otros intereses.

Ahora toca pasar de la indignación a la acción. Es la hora de los partidos, de los sindicatos, de las organizaciones de distinto tipo

Deja también en evidencia a los gobiernos y a quien pretende ocuparlos sin cambiar nada. A Alberto Núñez Feijóo, que en menos de 24 horas pasó de rechazar la huelga a hacerse una foto con las funcionarias que pararon y a prometer medidas sobre corresponsabilidad que bien pudo tomar en los nueve años que lleva presidiendo la Xunta de Galicia. A Mariano Rajoy, a quien millones de mujeres, y algunos de hombres, le gritaron que sí, que es el «momento de meterse en esto». A Dolors Montserrat, que rechaza la etiqueta de igualdad, pero no ser ministra de Servicios Sociales e Igualdad. A Albert Rivera y a Inés Arrimadas, que demostraron una vez más, aunque no hacía falta, que su única política es el oportunismo al servicio de un ideario cada vez más escorado a la derecha.

Ahora toca pasar de la indignación a la acción. Es la hora de los partidos, de los sindicatos, de las organizaciones de distinto tipo. La hora de los gobiernos, de la justicia y los servicios públicos, de las leyes, los presupuestos y las prioridades. Para evitar que la indignación se transforme en desencanto y parálisis, para evitar la saturación de palabras por falta de hechos y antes de que cierre esta ventana de oportunidad que abrimos en la agenda política. ¿Qué va a pasar con el avance de las pensiones de las mujeres? ¿Con la titularidad de las explotaciones agrarias? ¿Con la revisión igualitaria de las categorías profesionales? ¿Con las medidas de atención a las víctimas de violencia? ¿Con la retirada de subvenciones a las escuelas segregadoras? ¿Con tantas demandas no atendidas porque siempre parecían secundarias, no importantes?

Hoy es 9M y toca asentar, ladrillar, cementar este escalón hacia la igualdad al que ayer pusimos los cimientos.

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