«Vai tu, vai ela»: la red del Verdegaio lilás

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Viernes, a eso de las 20:30 en Birmingham, Olga intenta que su bebé de pocos meses se duerma cuando recibe un mensaje desde Redondela. Es un archivo de audio. Piensa que su amiga le va a contar algo, pero lo que escucha es una voz que no conoce, que canta con la melodía del Verdegaio, «As penurias que pasaron / as nosas antepasadas, / non as imos aguantare / esta loita está gañada!». Comparte el audio mientras baila con la niña y con su pareja. Es buenísima la canción. Se mete en el cuerpo.

Viernes, a eso de las 17:30 en Buenos Aires. Llega a un móvil del barrio porteño de Núñez un archivo de audio. Quien lo recibe piensa que su amiga le va a contar algo,  pero lo que escucha es una voz que no conoce, que canta con la melodía del Verdegaio, «Fóra o patriarcado da nosa nación, /  se loitamos xuntas na erradicación, / este 8 de marzo non vaias currar, / secunda esta folga faite respeitar. Vai tu, vai tu, vai ela, polas que xa non berran». Comparte el audio en los barrios de San Telmo, Agronomía, Caballito, Flores, Montserrat y también en la periferia de Compostela, en Pontevedra, y en Bruxelas.

Viernes, a eso de las 21:30 en Galicia. Desde el móvil de la periferia de Compostela preguntan quién canta porque una amiga de Cambados se lo pasó a la concelleira y querían ver si era posible que sonase la canción en los altavoces de la ciudad. Pero nadie sabe quién canta. Ni en Redondela, ni en Birmingham, ni en Argentina, ni en Pontevedra, ni en Madrid, ni tampoco en Bruselas.

«La que canta soy yo», dice ahora Elena, desde Chantada. Jurista en excedencia en este momento, forma parte de las Punkdereteiras, una decena de muchachas que con faldas tradicionales cortas llevan cuatro años revisitando las cántigas y las canciones tradicionales cambiándoles la letra para extirparles el machismo.

«Porque no se trata de que sólo el reggaeton sea machista. Toda la música lo es», agrega Sela, de las Batukadas Feministas Tamborililás. Argentina de nacimiento, emigrada a Galicia a los 8 años, Sela es parte de un movimientoque, con cacharros y latas rescatadas de la basura, también capitalizan la música popular, esa que suena en la memoria de las personas desde hace siglos, colándole un discurso nuevo.

Las Batukadas Feministas, las Punkdereteiras y las Punkiereteiras trabajan juntas hace varias semanas para componer una canción que funcione como himno en las manifestaciones del 4 de marzo y en el paro del 8 de marzo. Los tres colectivos forman parte del movimiento Galegas 8M. «Entre unas y otras fuimos haciendo propuestas de letras y dándole forma. De hecho, la versión que se viralizó es una prueba. Ni siquiera tiene la letra definitiva. Pero se desparramó y eso fue genial también», explica Laura, de las Punkiereteiras, agrupación que comenzó con unas clases de pandereta que impartía una de las integrantes en el centro social de Ponteareas.

En los tres grupos, la incomodidad era la misma: «Hacíamos recogidas de cántigas tradicionales de las parroquias y veíamos que las letras de las canciones que cantábamos, iban totalmente en nuestra contra, es decir, por nuestra condición de mujeres. Al mismo tiempo, se formó también un colectivo feminista, por lo que el ambiente era propicio para debatir abiertamente todas estas cuestiones, y decidimos hacer nuestras las cántigas transgrediendo el mensaje ‘heteropatriarcal-tradicional’ de cara a una versión claramente feminista», sintetiza Laura. Las Punkiereteiras, como las Punkdereteiras, visten trajes tradicionales pero de color lila y remeras con mensajes reivindicativos.

A esa tradición, las Batukeiras Feministas Tamborlilás le sumaron un elemento distinto. «Del contacto que tengo con Argentina, también descubrimos algunas canciones de batucadas de allá que tomamos. Tenemos una versión de Despacito en gallego que surgió de una que sacaran las chicas de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para una manifestación. También versionamos en gallego una canción que en Argentina dice «Vengan mujeres del sur, vengan mujeres del norte, vengan de todos los pueblos a crear otro horizonte»”, apunta Sela.

De ese modo, entre músicas profesionales y músicas populares, entre profesoras de pandereta y sus alumnas, entre amigas, vecinas, compañeras, de la Galicia de siempre y de la Argentina de la crisis, dieron vuelta la letra de la cántiga O Verdegaio. «Comenzamos a escribir algunas estrofas pero las mujeres somos muy prolíficas y, de repente, había muchísimas versiones. Aquello era una locura: teníamos quince o veinte pruebas. Entonces, hice un compendio de varias partes que había compuesto yo, y otras de una compañera y canté algo que me pareció que no quedaba demasiado largo», retoma Elena. Cantó esa prueba y la mandó al grupo que comparten. «A ver qué les parece esta». En pocas horas, a su propio teléfono llegaba su voz desde toda Galicia pero también desde Madrid, Barcelona, y Buenos Aires. Incluso su directora de tesis lo recibió.

Martes, a eso de las 15:00 en Buenos Aires. Tres docenas de mujeres hacen hervir las redes sociales. Consiguieron que la Federación de Sociedades Galegas les abra un espacio. Tiene listo un equipo de filmación y están organizando el vestuario. Esperan que las Batukadas Feministas Tamborlilás, las Punkdereteiras y las Punkiereteiras les pasen la letra definitiva del Verdegaio para cantarlo también ellas. Van a sumarse a la red feminista gallega que comenzó con una voz desconocida que cruzó mares y montañas en un archivo de audio.

 

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