Las mujeres y los pensionistas cambian la escena

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Después de meses hablando del agotador asunto catalán, las espectaculares movilizaciones de los pensionistas y la histórica marea feminista del 8M nos ha devuelto de pronto a la realidad de un país que sigue sufriendo las consecuencias de la crisis y que demanda justicia, solidaridad e igualdad.

Han pasado ya 7 años del 15M y las calles vuelven a tomar protagonismo mudando el mapa político. Las reclamaciones de los pensionistas y de las mujeres recuperan el eje izquierda-derecha tras un año centrado en el debate territorial que tanto ha beneficiado a Ciudadanos y que ha perjudicado al PSOE y, aún más a Podemos.

La derecha se mueve más cómoda hablando de patrias, naciones y banderas y, sin embargo, ha vuelto a tropezar y perder pie en el momento en que se vuelven a poner en primer plano las reivindicaciones sociales.

El PP anda tan desorientado y alarmado por su desplome en las encuestas que siempre reacciona igual ante las protestas. Arremetiendo contra ellas y convirtiéndose en su primer propagandista. Así hizo primero con los pensionistas diciéndoles que de qué se quejaban cuando fueron poco menos que unos privilegiados durante la crisis.

Las explicaciones de Cs de que no iban a la huelga porque tenían que defender al capitalismo rozaron el ridículo

En este asunto, Ciudadanos está de perfil, dejando que el desgaste sea para Rajoy, pero sin tomar partido por los pensionistas. Dicen apoyar su reclamación de la subida del IPC, pero sin condicionar por eso la aprobación de los presupuestos, algo que sí podrían hacer. Parece que les importa más la suerte de una senadora murciana llamada Barreiro.

PP y Ciudadanos sí fueron da mano en contra de la huelga del 8 de marzo. Otro grave error, especialmente de los de Rivera, que tenían una buena oportunidad para demostrar que no son lo mismo que los populares. Sus explicaciones de que no iban a la huelga porque tenían que defender al capitalismo rozaron el ridículo.

Lo del PP con la mujer es ya histórico. Siempre llegan tarde a los cambios sociales y los derechos de las mujeres. Esta vez no iba a ser una excepción. Un detrás de otro, todos los dirigentes fueron cayendo por el acantilado, desde el propio Rajoy hasta Cifuentes o Cospedal. Feijóo también resbaló diciendo primero que era una huelga contra al PP y ahora asegurando que hay que tomar nota y que no era una protesta política. Tarde piaste.

La recuperación del eje político derecha-izquierda es una nueva oportunidad, tal vez la última de esta legislatura para el PSOE y para Podemos, confluencias y mareas que hasta ahora han sido incapaces de convertirse en alternativa y que incluso iban perdiendo fuerza en todas las encuestas. Como decía el otro día uno de los políticos más lúcidos del PSOE «la gente pide a gritos el cambio, y si no somos capaces de hacerlo esta vez, tenemos que marchar todos para casa».

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