El menú de la cena de da Vinci

Este artigo tamén está dispoñible en: Galego

Con tanta luz de Navidad las noches brillan más que los días. Seis millones de bombillas enciende  Abel Caballero en Vigo cada noche, y con ese poderío energético es complicado apartar la mirada de las miserias de la calle. Atrapados por el sentimentalismo afectado del almanaque, personas sentadas en las aceras suplicando una moneda agitan nuestras conciencias y carteras, mientras políticos, empresarios y organizaciones religiosas echan el último  cohete del año organizando cenas para homeless. Ahora se les llama así, homeless, porque nos dejamos invadir por el «cosmopaletismo» de importar palabras extranjeras, pero hablo de los mendigos de toda la vida.

Méritos de caridad aparte, la cena de mendigos ya la inventó y contó con brillantez Luis Buñuel en Viridiana (1961). El director sienta en la mesa, junto a actores, a mendigos que recrutara en la calle para recrear, en una escena que ya es memoria cinematográfica colectiva, La última cena de Leonardo da Vinci.  Pura dinamita para el Vaticano y una burla irreverente a la religión oficial de la dictadura que finalmente alertó a los censores franquistas, ignorantes, antes del estreno de la cinta en Cannes, de que tras los ojos de Buñuel  se escondía la pintura del genio italiano.

La famosa última secuencia de la película Viridiana, de Luis Buñuel. Janus Films.

Ese instante de la cena de Viridiana resulta subversivo. Precedido por un diálogo surrealista en el que Enedina (Lola Gaos) anuncia la fotografía del grupo, Buñuel nos mete en un mundo esperpéntico. Desde el escándalo en la colocación minuciosa de todos y cada uno de los personajes en la mesa que preside un Mesías ciego, seguido del canto del gallo, hasta el silencio final. Y Gaos, inmensa, mira y dispara la cámara que le dio su madre al mismo tiempo que levanta la falda hacia los mendigos: apóstoles de una santa cena de desheredados. Es un golpe corrosivo amplificado por las risas rasgadas de la actriz y del coro de desamparados. Arte en blanco y negro con una simbología que incluso supera la del mural de Leonardo.

Buñuel le abrió la espita a otros directores que, con más o menos acierto, representaron en celuloide La última cena. La más rompedora es la proposta de Zack Snyder en Watchmen (2009). La intro de la película basada en el estupendo cómic escrito por Alan Moore y dibujado por Dave Gibbons es arte en si mismo. Presenta a los súper héroes como protagonistas de hechos históricos y da vida, reinterpretándolas, a imágenes que todos tenemos en la retina. Y no hablo sólo de la cena santa, donde Espectro de Seda, embarazadísima, ocupa el lugar de Jesús en el centro de la mesa. El lenguaje gestual de la súper heroína y de los invitados imita también a dos apóstoles de da Vinci: pura controversia servida en el banquete de despedida de una mujer preñada.

Watchmen.

Las series tampouco se resisten a da Vinci. Las míticas South Park y Los Simpson (como no) juegan con composiciones inspiradas en la obra del artista. Igual que Lost hizo promoción de su última temporada con una foto cargada de referencias en la que John Locke ocupa el sitio central de Jesús en la mesa donde se sientan los otros protagonistas.

Tengo especial debilidad por la fidelidad de Los Soprano a da Vinci. En el enfoque de la conocida fotografía que Annie Leibovitz hizo del elenco, Tony Soprano es el Salvador. Como en la serie, donde dependen de el las vidas de todos los que le rodean. La composición destaca por su minuciosidad: a la derecha de Tony, la familia; a la izquierda, los personajes relacionados con sus negocios, separados así el universo familiar y el del trabajo, pero para ambos Tony tiene las manos tendidas. David Chase, creador de la serie, también aparece en esa foto promocional, y en el lado de la familia: se impuso el corazón.

Los Sopranos.

El menú de estas cenas recreadas resulta más estético que nutritivo. En el fresco, Leonardo cocinó anguilas, con guarnición de naranja, acompañadas por pan y vino. Quizás non acertó con la carta porque Jesús tiene el plato vacío. O, a lo mejor, es el guiño de un genio.

Este artigo tamén está dispoñible en: Galego

cool good eh love2 cute confused notgood numb disgusting fail